Segundo Cabezas
Uno no se
imagina cómo el más prestigioso Maître Chef de Cuisine que tiene nuestro país,
haya comenzado su brillante carrera lavando platos en Cali. “Nací en Barbacoa,
Nariño el 23 de abril de 1928 al lado del Río Guaimandú, casi concentrado en
una selva. De pronto, mamá murió en 1944, yo la adoraba demasiado; entonces,
salí a recorrer el mundo. Llegué a Cali e inicié mis labores en la cocina
lavando ollas, limpiando pisos y poniendo orden”, recuerda con gran nostalgia
“el maestro Segundo” – como le dicen tanto alumnos como colegas.
El chef Segundo Cabezas
estudió en la reconocida Academia Cordon Bleu de París y tuvo la oportunidad de
realizar pasantías en los Hoteles Carlton de Estocolmo, Savoy de Londres, Les
Alles de Cannes, Hilton de Berlín y el Restaurante Maxim’s de París.
Ha desarrollado una
extraordinaria vida laboral, donde se ha desempeñado como commis en el
restaurante Temel, como Chef Ejecutivo
de los clubes Jockey, Country y Los Lagartos en Bogotá, las Embajadas de
Venezuela y Francia en Colombia, de Colombia en Francia y de la Presidencia de
la República; asesor gastronómico del casino de ingenieros de Acerías Paz del
Río, de la Fuerza Aérea, de los Hoteles Tequendama de Bogotá y Nutibara de
Medellín, y de los restaurantes la Fragata y Caña Brava de la capital.
El maestro Cabezas fue
anfitrión gastronómico de 14 jefes de Estado y de importantes personalidades de
diferentes nacionalidades y estamentos entre ellos: Indira Gandhi, John F.
Kennedy, Charles de Gaulle y Rafael Caldera.
En aquella época cuando se
inició Segundo Cabezas, fue visto como el hombre que retó la tradición,
renunciando a las escuelas de leyes y medicina para rendirse a los encantos de
las recetas, lo que dio inicio a un largo camino que ha recorrido a través de
sus 73 años de vida. Ya se torna comprensiblemente conversador como símbolo de
sus vivencias gastronómicas, además, de su inocultable sinceridad,
perfeccionismo y sentido crítico propios de su fuerte carácter, lo cual se
combina con instantes de ternura, nostalgia y sentido patrio.
Su primer acercamiento a las
ollas y sartenes fue aficionado, al igual que los chefs europeos. Entró como
aprendiz a las cocinas caleñas y posteriormente, en 1952 cuando trabajaba en
Paz del Río durante la construcción de la siderúrgica, se apasionó por el mundo
de la cocina francesa y así mismo, a ver la diferencia entre los dos mundos: el
de la cocina colombiana y la francesa.
De pronto, el maestro toma
un sorbo de su jugo de naranja con vodka y retoma la charla: “...Es que allá la
gente vive para comer y aquí se come para subsistir, y es obvio, allí hay una
cultura de 500 años, naturalmente eso al comienzo me sorprendió. Y así fue como
me entró la fiebre o la psicosis de irme a estudiar cocina a Paris...”. Y como
en 1953 ya ganaba muy bien, su pasión no le dio espera y partió a Francia a
estudiar en Cordon Bleu, una escuela con más de 200 años de tradición. El
cambio fue muy duro para porque no entendía el idioma y según él -no sabía ni
cocinar un huevo - , pero lo más difícil fue el cambio de cultura y todo lo que
implica.
“Cuando uno va de acá como
salido del monte, como un miquito que lo sueltan, es tenaz; pero eso ha sido
bonito y me ha nutrido...”, dice el maestro y al instante, salta bruscamente a
lo que hoy vive y anota: “Ayer estaba cumpliendo 74 años, y este espacio estaba
repleto. Esto no me lo construyeron a mí, - refiriéndose a su taller de cocina
-, sino a nuestro pueblo, ellos han sido muy gentiles, me han dado lo que he
pedido. Eso me ha vivificado, veo a mi pueblo más grande a pesar de todas estas
consecuencias de violencia, de guerra”.
Segundo Cabezas, tuvo en
Bogotá varios restaurantes de cocina francesa a los que le invirtió alma, vida
y corazón...y dinero, obviamente, pero afirma que los acabó por falta de
cultura gastronómica del país. Dice que la gente a pesar de nacer en noble
cuna, no saben sentarse a manteles y repite lo que nunca se cansa de advertir,
“el destino no sólo de una familia sino de una nación depende de la manera como
se alimente su pueblo y que todos los problemas socio económicos de los pueblos
se arreglan a través de manteles”.
Cuando contaba que trabajó
con la presidencia durante los años comprendidos entre 1968 y 1970, vino a su
memoria y con picardía recordó el día en que como anfitrión gastronómico de
Indira Gandhi, vio la expresión de asombro en sus ojos al probar el mousse de
curuba, fruta desconocida, culpable del poco protagonismo que tuvo el plato
fuerte de la ocasión que, además de todo contenía carne, justo lo que en su
cultura es prohibido comer, pero como a Segundo Cabezas lo que nunca le ha
faltado es poder de convicción, se encargó de hacerla comer.
Hace un año y medio cuando
estaba decidiendo irse para París o a Las Vegas donde su hijo trabaja, un amigo
suyo lo convenció de quedarse a dictar el diplomado y cuenta con emoción que la
gente ha recibido divinamente el mensaje y ha respondido. Inmediatamente,
explica que a este asisten psicólogos, médicos, amas de casa, diplomáticos y
muchos futuros profesionales que sueñan con irse a Europa o a Estados Unidos a
embarcarse en un trasatlántico.
Y es que el maestro Cabezas
siempre ha enseñado. Desde que salió del Jockey Club se dedicó a recorrer el
país enseñando en clubes, hoteles, restaurantes, –como dice él – “con su
academia empacada en baúles” y su trajinada maleta negra. “Esa es la dicha mía,
transmitir y decirles otra vez que el destino del pueblo y de una familia está
a través de un plato bien confeccionado...”, añade.
Para Segundo Cabezas es bien
claro que su arte es tan importante como la música, la poesía, la escultura y
resalta que es la mejor de todas, por eso le aconseja a quienes se inclinan por
ésta, que no renuncien por prejuicios sociales, sino por el contrario, que
estudien y se perfeccionen. Si de escuelas se trata, recomienda sin dudarlo, la
de Lausana, Suiza,...pero el ‘único problema’ que le ve, es que es la más
costosa del mundo.
Explica que en esta escuela
se comienza lavando ollas, platos, pelando verduras hasta lavando baños pasando
por varios niveles para llegar a ser gerente de las mejores cadenas hoteleras,
quienes ganan muy bien, pero nos aterriza diciendo que aquí nadie podría pagar
esa carrera. Según Cabezas, lo hizo el SENA con Rodolfo Martínez Tono, su
amigo, pero llegó el doctor López, también amigo suyo y lo acabó.
Al referirse al diplomado de
Arte Gastronómico dice que es un tema más profundo y conceptual y explica como
si estuviera en su clase: “Primero, culinaria es el arte de saber cocinar y
someter a un proceso de cocción una gama de alimentos; gastronomía, el arte de
coordinar lo que se va a comer o sea, los entremeses, los potajes, los aderezos
y enología, es la ciencia de los vinos, de sus elección, temperatura, densidad,
y luego viene el protocolo, que es el arte de servir”.
A estas alturas ya un poco
impaciente y enfático reclama, “Me gusta la cocina francesa, pero también la
nuestra. La gente quiere comida europea, ¿por qué no un ajiaco santafereño, una
sobrebarriga con papas chorriadas y un sorbetico de Curuba? Es divino y es
nuestro”.
Después, tratando de
convencer con manos, ojos y de pronto con una espontánea y contagiosa carcajada
pone un ejemplo simple de cuando viene un huésped francés al país y dice: “No
vamos a servirle una salsa bernesa o un entrecôte Mirebeau o Marchand d vin
porque ya están cansados de comer eso allá, en cambio, si le damos un ajiaco,
un puchero o un cuchuco bien hecho, sabroso, bien servido y con cariño se lleva
ese souvenir de Colombia. Ellos lo valoran porque tienen esa cultura, pero aquí
no. Por eso es por lo que estoy luchando”.
Y para terminar agrega: “No
solamente el destino de una familia o el de una nación depende de la manera
cómo se nutre su pueblo”.
Cuando terminamos de hablar,
se mostró muy contento y le dijo a su asistente que estas eran las entrevistas
que le gustaban y le dijo: “prográmeme otras de este estilo, porque en esta si
me dejaron hablar” e inmediatamente, dio la orden de que nos sirvieran un
ajiaco con pollo con todas las de la ley.
La sazon de Segundo Cabezas, estoy seguro, influencio en muchas decisiones de estado y en decisiones de diplomáticos extranjeros, creo debe haber una foto de este chef en el PALACIO DE NARIÑO
ResponderEliminarexcelente profesor de la gastronomia
ResponderEliminarSiempre seguidor de sus recetas
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